“He tomado la decisión de no jugar más al fútbol”. Así arrancó Juan Román Riquelme una entrevista con ESPN en la que le comunicó al mundo que deja de hacer feliz a los millones que disfrutaban de verlo. Claro, él seguirá jugando a la pelota en su Don Torcuato natal, con sus amigos, pero muy pocos tendrán el placer de deleitarse con su magia.
Sin embargo, Riquelme cuelga los botines luego de una carrera inolvidable en la que ganó todo. Le faltó la Copa del Mundo, sí, pero fue campéon mundial a nivel de clubes y figura en aquella Copa Intercontinental del 2000 ante el Real Madrid, en una final que todo hincha del fútbol debería ver con frecuencia.
Riquelme logró lo que muchos sueñan y pocos concretan: llevó a lo más alto al club del que es hincha. A nivel nacional, continental y mundial. Adentro de Argentina, se ganó la admiración de hinchas propios y ajenos a base de gambetas y un nivel descomunal con el que le dio cuatro títulos locales a Boca Juniors.
En su último paso por el club, también ganó la primera edición de la Copa Argentina en la temporada 2011/12, en la que lograría su último título local con la camiseta del Xeneize.
En el marco continental, Riquelme deja de ser un emblema de Boca para ser la historia viva de la Copa Libertadores. Con apenas 21 años fue rey de América por primera vez en una inolvidable final contra el Palmeiras, que se definió agónicamente por penales.
Esa conquista le dio el pasaje de a Tokio y lo puso frente al Real Madrid de los galácticos que no imaginaba el potencial de Román. Aquel 28 de noviembre, el 10 jugó el mejor partido de su vida, hizo bailar a Makélélé y a toda la defensa del Merengue y asistió a Palermo que con una carrera fenomenal puso el segundo gol del partido.
Nada podía frenar a Riquelme, que al año siguiente volvió a lo más alto del continente y no pudo ganar nuevamente la Intercontinental porque el Bayern Munich le ahogó el sueño. No obstante, nada lo detendría: su próximo destino sería el Barcelona, en donde no pudo desplegar su magia porque se chocó con un van Gaal durísimo que pretendía transformarlo en un todocampista.
Igualmente, tendría revancha en Europa, porque luego de ser despreciado por el Barcelona, el Villarreal lo transformó en su eje y él respondió llevando al club a la semifinal de la Champions League por primera vez en su historia.
Febrero de 2007 sería su fecha de regreso al patio de su casa, a La Bombonera que tanto lo extrañaba y él tenía algo más para regalarle a los hinchas. Con Miguel Russo como técnico,fue goleador y figura excluyente en la Copa Libertadores de ese año, en la que llevó a Boca a lo más alto de América por tercera vez en su carrera con un rendimiento soberbio en la final contra el Gremio de Porto Alegre.
Quizás le faltó un título con la Selección mayor, pero sí fue artífice de la medalla de Oro que ganó Argentina en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Estuvo cerca en la Copa América 2007, en la que el equipo que dirigía Alfio Basile jugó en un nivel excepcional y sólo tropezó en la final ante Brasil. De todos modos, las escasas derrotas no manchan una carrera intachable en la que Riquelme logró algo casi imposible: ser admirado por todos.
Pocos futbolistas en el mundo tienen un consenso multitudinario como Román, que este domingo tomó la decisión de dejar el fútbol, pero afortunadamente, jamás dejará de ser recordado por quienes aman a la pelota