Tras ser vendido al Atlético Madrid por 8 millones de euros, en la revisión médica del club español se detectó que un quiste se alojaba en uno de los ventrículos de su corazón. Operado a corazón abierto, Correa estuvo cinco días internado y seis meses sin jugar al fútbol aunque entrenándose en el Atlético Madrid.
El destino puso a prueba su fortaleza mental y hoy le da su recompensa. Convocado para disputar el Sudamericano Sub 20 con Argentina será el capitán de una de las selecciones candidatas a quedarse con el título que se juega en Uruguay.
Pero aún más. El delantero que hoy pertenece al club rojiblanco será el único de todos los futbolistas participantes del Sudamericano que ya levantó el trofeo más importante de nuestro continente a nivel clubes: la Copa Libertadores de América.
Pegó su primer grito de gol en la Copa ante Independiente del Valle (1-0) y poco a poco se fue transformando en un estandarte del equipo que lograría la Copa. Luego, un tanto clave en la serie ante Gremio (1-0) por octavos de final hizo entender que su rótulo de crack está bien puesto. Después San Lorenzo debió jugar sin él ya que viajó a España y ahí se descubrió el problema cardiaco que hacía peligrar su vida. Apoyando desde afuera, el grupo se volvió más unido que nunca y enterró una espera continental de 54 años.
Su logro con San Lorenzo en el año 2014, obligatoriamente lo ubica como una de las grandes estrellas del Sub 20. Una estrella que vive de la superación y saltando las barreras que le impone la vida. Se abrazó con la gloria y con el trofeo que todos los jugadores quieren. Sufrió, peleó y se esforzó al máximo en los últimos seis meses. Hoy tiene un Sudamericano que disputar y demostrar que ser figura y campeón de la Copa Libertadores no es para cualquiera.
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